El Salvador's Father Antonio May Be Beatified by Pope Francis

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I heard today on the news that the new Pope Francis may nominate Father Antonio for beatification.  Archbishop Oscar Romero (in his song Ruben Blades took creative license and named him Antonio, but it’s the same person)  was top prelate in the war-torn El Salvador in the late 1970s and early 80s.   He practiced Liberation Theology, which the contras and government thugs didn’t like.   Mind you that Ronald Reagan was supporting them, leading up to the notorious–some say criminal–Iran-Contra affair.   Pope Francis, like Archbishop Romero, is a Jesuit.  And though the new pope has received criticism for remaining quiet during the Argentine military’s “dirty war” of the 1970s,  Father Romero did protest the Salvadorian junta was gunned down by government lackeys.  Perhaps the new pope’s moves to beatify the slain Archbishop is a way of assuaging some deep guilt over his passivity?  I’ll leave it to historians to grapple with that one.

On March 24, 1980, while delivering the Eucharist message in his San Salvador church, he was gunned down at the altar, along with a young altar boy named Andres.   Shortly before he was murdered, Father Romero had said “it is my hope that my blood will be the seed of freedom and the sign that hope will soon be reality”.

The great poet-musician Ruben Blades wrote a beautiful song about the tragic incident for his moving album Buscando America (Searching for America).  It’s called El Padre Antonio y el Monaguillo Andres.  I’ve always loved this song and have played it often over the years on my KCRW shows.

Listen to the beautiful tribute by Ruben Blades:

http://www.youtube.com/watch?v=VtjLNTJbBKQ

El Padre Antonio Tejeira vino de España,
buscando nuevas promesas en esta tierra.
Llegó a la selva sin la esperanza de ser obispo,
y entre el calor y en entre los mosquitos habló de Cristo.
El padre no funcionaba en el Vaticano,
entre papeles y sueños de aire acondicionado;
y fue a un pueblito en medio de la nada a dar su sermón,
cada semana pa’ los que busquen la salvación.El niño Andrés Eloy Pérez tiene diez años.
Estudia en la elementaria “Simón Bolivar”.
Todavia no sabe decir el Credo correctamente;
le gusta el río, jugar al fútbol y estar ausente.Le han dado el puesto en la iglesia de monaguillo
a ver si la conexión compone al chiquillo;
y su familia está muy orgullosa, porque a su vez se cree
que con Dios conectando a uno, conecta a diez.Suenan la campanas un, dos, tres,
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.Suenan la campanas otra ves
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.El padre condena la violencia.
Sabe por experiencia que no es la solución.
Les habla de amor y de justicia,
de Dios va la noticia vibrando en su sermón:suenan las campanas: un, dos, tres
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.Suenan la campanas otra ves
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.Al padre lo halló la guerra un domingo de misa,
dando la comunión en mangas de camisa.
En medio del padre nuestro entró el matador
y sin confesar su culpa le disparó.Antonio cayo, ostia en mano y sin saber por qué
Andrés se murió a su lado sin conocer a Pelé;
y entre el grito y la sorpresa, agonizando otra vez
estaba el Cristo de palo pegado a la pared.
Y nunca se supo el criminal quién fue
del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.Pero suenan las campanas otra ves,
por el Padre Antonio y su monaguillo AndresSuenan las campanas
tierra va a temblar
suenan las campanas
por amërica
suenan las campanas
oh; virgen señora
quien nos salva ahora
suenan las campanas
de antonio y andres
suenan las campanas
ven y oyela otra ves
suena la campana
centroamericana
suena la campana
por mi tierra hermana
mira y tu veras
suena la campana
el mundo va a cambiar